jueves, 24 de febrero de 2011

El río, el monte y el carpincho





El río Santa Lucía nace a pocos kilómetros del cerro Arequita en el departamento de Lavalleja. Comienza siendo una cañadita que cualquier gato la cruza al trote hasta llegar a desembocar en el Río de la Plata en la población de Santiago Vázquez. Aquella cañadita serrana que allá corría rápidamente entre el monte, aquí donde se juntan los departamentos de Montevideo y San José, se convierte en un majestuoso río que entre juncos avanza cadenciosa y lentamente.
            Arriba se despide de pájaros criollos (zorzales, sabiás, cardenales, mixtos, doraditos, calandrias, y gargantillos entre muchos más), abajo lo reciben garzas , gaviotas y maragullones.
            En su recorrido por el departamento de Lavalleja el río Santa Lucía no es profundo. Es más, en verano y con un poco de sequía, el agua serpentea a duras penas entre piedritas y arenales. Pero a los lados del río se quedan lagunones profundos que se forman cuando hay crecientes y las aguas se salen del cauce. Es en estos lagunones donde la fauna se concentra formándose ricos ecosistemas ya que aquí el agua es más abundante que la que corre por el río.
            En cuestión de peces la tararira es la reina, pero también hay bagres amarillos y blancos, dientudos, pejerreyes, cabezamargas, viejas del agua y mojarritas. En las orillas caminan las gallinetas (especie de gallina silvestre, flaquerona pero de buen sabor a la cazuela), las gallaretas (ave de plumas negras, pico curvo y no recomendable a la hora de la comida), la comadreja (mamífero parecido al tlacuache mexicano) y el roedor de mayor tamaño en el mundo: el capincho, cuyo verdadero nombre es carpincho o capibara.
            El capincho es un animal de grueso pelo cobrizo, con un peso de 40 a 70 kilos (ejemplares adultos), con pequeñas orejas, patas cortas con media membrana entre los dedos que le permiten nadar con mucha eficacia. Se alimenta de hierbas que están tanto fuera como dentro del agua. Excelente buceador que puede aguantar bajo el agua mucho tiempo y con eso salvar su vida frente a los cazadores que lo persiguen por su abundante y sabrosa carne.
            Lamentablemente este dócil animal de actividades diurnas ha sido perseguido con tanta saña que se ha transformado en un ser desconfiado y arisco con hábitos nocturnos.
Con cierta frecuencia se encuentran crías abandonadas al haber matado algún cazador a su madre. Estas crías se adaptan a convivir con el hombre aunque hay que tener paciencia y darles, durante sus primeros tres meses, leche en biberón.
La crisis económica en Uruguay ha contribuido a que se aumentara su persecución, ya que un carpincho adulto es garantía de buena carne que compite con la de cerdo.
Tiene un hábito que lo delata fácilmente: jamás defeca en el agua, lo hace en la orilla de río, arroyo o laguna. Los excrementos tan característicos son inequívocas señales de su presencia y verdadero acicate para el cazador que así sabe que hay carpinchos en el lugar.
Por cierto el carpincho es habitante de una región enorme de América del Sur que incluye países como Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil, Bolivia, Perú y Venezuela. En este último país se le encuentra en los llanos, donde hay agua abundante, reunidos en grupos de hasta 40 o 50 ejemplares.
Este roedor recibe muchos nombres según el lugar donde se encuentre, como ejemplos van estos: chigüire, guardatinaja, cabial, cobiel, cabiel, cabiay, lancha, yulo, roncoço, urucumayo y capiguara.
En Uruguay, verlo en su hábitat es verdaderamente difícil y si de casualidad se encuentra con uno, le aseguro que usted no lo olvidará fácilmente. El carpincho está programado para huir velozmente hacia el agua y no le importa qué obstáculo haya, así sea usted. Dará un fuerte bufido y arremeterá como un toro de lidia por el camino más corto hacia el agua y si usted está en medio más le vale hacerse a un lado para evitar terminar en el arroyo con él.
Confieso que una vez estuve en estas circunstancias y le gané al carpincho en quien se asustó más. El se fue nadando y yo quedé enredado entre los sarandíes[1] y camalotes[2] tratando de salir del agua y calmar mi angustia.
            Líneas más arriba comentaba que el color del pelo del carpincho es cobrizo, es decir con fuertes tintes rojizos. ¡Pobre de los pelirrojos que nacen en el interior del país! Jamás podrán evitar que sus “amigos” al ver el color de sus cabellos,  les digan capinchos.
                                                                      
                                                                       Cédar Viglietti

[1] Arbusto que crece en las orillas de los ríos y arroyos.
[2] Plantas acuáticas similares a los lirios de agua.

Fotografía tomada al autor de esta nota en el año 1954 en La Charqueada.




Hace unos 10 años escribía para una revista de uruguayos en México con la intención de que los emigrantes y sus hijos mantuvieran vivos en sus recuerdos los paisajes, la flora y fauna del paisito que habían abandonado. Mis pesquerías de juventud en Uruguay sirvieron de algo muchos años después. Este es un artículo escrito para aquella publicación que puede servir hoy a quienes no tuvieron oportunidad de conocer el campo y los ríos uruguayos.